LA ESTACION DE TREN ABANDONADA
Un señor
llamado Adolfo fue a una estación de tren con su nieto Diego. Su nieto Diego le
pregunto a Adolfo. – abuelo, ¿Por qué me
traes a este sitio? Y su abuelo le contesto- para contarte una historia que
sucedió de verdad. Y diego le dijo –
vale.
Entraron en
la estación abandonada y se sentaron en un banco bastante viejo y con mucho
polvo. Adolfo empezó a contar la historia.
Cuando era
pequeño siempre iba aquí a coger el tren para que me llevase al centro de la
cuidad. Iba mucha gente a coger el tren pero un día…
Y su nieto
diego le pregunto ¿Y qué paso abuelo?
Fue un día de hallowen empezó a parpadear las luces y los trenes se pararon en
unos puntos distintos. Los pasajeros se bajaron y yo me quede quiero. Tenía
solo 6 años no sabia que hacer. Se oyeron muchos disparos y fue en ese mismo
instante cuando eche a correr. A mi y aun niño nos cogieron unos intrusos no
metieron en el aseo y allí nos dejaron encerrados. Junto a un hombre que tenía mala pinta, tenía
las manos llenas de sangre. No dijo – estaréis aquí encerrados durante un tiempo
sin comer y como no os portéis bien os mataremos. Por la ventana se veía gente
muerta y pidiendo ayuda y como los intrusos le pegaban y les cuchillaba. Diego
le pregunto a su abuelo - ¿Cómo salistes de ese aseo?
Adolfo siguió
contando la historia. Diego ahora viene la parte interesante. Le pregunte al
niño como se llamaba y me dijo Javier y yo me presente. Estábamos asustados no
sabíamos que hacer pero a Javier se le ocurrió hacer un agujero en la pared y
le pregunte. ¿y como lo piensas hacer?
Javier le
contesto – con esta pala que hay aquí. Adolfo se quedo un poco pillado porque
se preguntaba “pero si el hombre ese nos dijo que nos quedásemos quieto” Adolfo
y Javier se pusieron manos a la obra. Llego la noche Javier y yo nos dormimos
en el suelo y apoyamos las cabezas en la mochila. A media noche nos despertamos
los dos a la vez. Se escuchaba un ruido muy extraño. Nos levantamos del suelo y
miramos el espejo donde se veía una mujer fallecida detrás nuestra. Yo y Javier
chillamos. De repente se abrió la puerta. Nosotros echamos a correr y la puerta
de cerro. Bajamos las escaleras y todavía seguían los cadáveres. Fuimos a una
nave donde había un tren nuevo. Nos montamos en el y tocamos un botón en donde
salimos de la estación.
Adolfo dijo –
por fin salimos. Nos cogió un intruso y Javier cogió una fregona y le pego un
fregonazo ya sí que si nos escapamos y llegamos al pueblo donde encontré a mi
familia. Pero Javier perdió la suya en el asalto al tren. Al final esa estación
la dejaron abandonada. Y Javier se quedo viviendo conmigo.
Diego le dijo
a su abuelo ¿Entonces os salvasteis? Y su abuelo le dijo que si y costo lo
suyo.
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